El ingreso de un niño o cualquier sujeto a un tratamiento psicopedagógico implica que hay sufrimiento, dolor psíquico y síntomas que deben ser escuchados en un espacio terapéutico para que puedan ser resignificados. Considerando que “el propósito del trabajo clínico es comprender la transversalidad subjetiva que recorre los procesos de aprendizaje entendidos como productos de representaciones, pensamientos y simbolizaciones…”[i]
Norma Filidoro explica que “…el tratamiento psicopedagógico no se ocupa de compensar déficits intelectuales ni déficits en el aprendizaje sino de permitir al sujeto la apropiación de los objetos de conocimiento que en cada momento de su historia como alumno sea capaz de construir a partir tanto de sus posibilidades como de sus necesidades.”[ii] Siendo las intervenciones psicopedagógicas a lo largo de un tratamiento sostenidas en las hipótesis diagnósticas acerca de un problema de aprendizaje.
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