Donde otros vieron "tragedia" yo decidí ver "esperanza".

Barry Neil Kaufman


"... No renuncies a tus proyectos por una tormenta pasajera."



sábado, enero 15, 2011

Mi nombre es Sam

Los personajes de la película hablan y cuestionan lo que significa “ser buen padre”, tener “habilidad como padre”, sentirse “derrumbado, confundido, cometiendo grandes errores” ante las demandas de los hijos, de que todo padre o madre se siente en algún momento “retardado, incapacitado” frente a sus hijos.  Nada más que en este film se utilizan estas cuestiones para impedir la convivencia entre padre e hija, y quienes enarbolan esta postura lo hacen desde la mirada del déficit, utilizando dichos argumentos como exclusivos de quienes tienen una “discapacidad” cuando queda explicito en la trama de la película que a todo padre le sucede.  Más allá de la cuestión de la paternidad puede citarse el texto de “Psicología Evolutiva y de la Educación” de Juan Carlos Roca Álvarez donde se menciona la posibilidad de rechazar el concepto de normalidad, que lleva siempre al binomio “normal-deficiente” y aceptar la existencia de modos distintos de ser individuos.
Se muestra a un padre que  aprende día a día a serlo, que puede solicitar ayuda, que  es cariñoso, orgulloso, que juega y lee, atento a las demandas y necesidades, que puede sostener a su hija desde lo afectivo y lo económico.  Un padre presente y significativo para su hija, en el siguiente dialogo se lo puede observar: Lucy: “¿Papi Dios quiso que fueras así? Eres diferente.  No eres como los otros papis.”  Sam: “lo siento”.  Lucy:”tengo suerte, ningún otro papi viene al parque”.  Resaltándose así que “lo que realmente influye sobre el bienestar psicológico y el desarrollo de los niños es la calidad de vida familiar y no la estructura familiar en sí.”[1]


[1] LUCÍA AGUADO IRIBARREN, Escuela inclusiva y diversidad de modelos familiares.

Gabriela Castellano

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