Es importante distinguir la mirada de la visión:
- la mirada es una función psíquica
- la visión es una función del órgano
Hay niños que ven pero no miran y hay niños ciegos que “miran”. Los dichos populares reflejan bien esta diferencia: “No hay peor ciego que el que no quiere ver ni peor sordo que el que no quiere escuchar”.
Poder pesquisar la presencia o ausencia de la mirada en el primer año de vida es fundamental, ya que su ausencia es signo patognomónico de patologías graves.
Poder pesquisar la presencia o ausencia de la mirada en el primer año de vida es fundamental, ya que su ausencia es signo patognomónico de patologías graves.
La ausencia de visión resta uno de los elementos primordiales para la estructuración de la personalidad. El conocimiento del cuerpo a través de la mano, con el apoyo de la visión está perturbado. También se altera la exploración y conquista de los espacios cercano y lejano.
Ante un bebé ciego, la primera discapacitada es la madre[1], muchas veces es la que descubre la patología manifestando “no me mira”. A partir de esta realidad el vínculo entre la mamá y el bebé se ve afectado. Frente a esto, Mannoni[2], afirma que la llegada de un hijo con patología es una herida narcisista para la madre que cumple un rol fundamental en el desarrollo del niño. La madre no puede reconocerlo como propio a ese hijo que llegó al mundo con esa discapacidad. No puede identificarse con él, ya que no es el hijo “ideal” deseado originalmente.
[1] FIONDELLA, Ana Maria; “Estimulación temprana e intervención oportuna”, Cap. VI, Miño y Davila.
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