EL LÓBULO FRONTAL
Quien tenga capacidad de observarse dirá: “Soy desorganizado”, “Soy haragán” o “Soy impulsivo”. Pero, en realidad, es posible que padezca de una reducida actividad de esta zona del cerebro, la más desarrollada en volumen en todo el reino animal.El lóbulo frontal es el responsable de las acciones y elecciones voluntarias que llevamos a cabo diariamente. Es el “verdadero yo”, es decir, el área responsable de los rasgos humanos habituales. Le encanta aprender cosas nuevas y se mantiene activo ante lo novedoso y lo emocionante. Por el contrario, después de repeticiones, cuando la novedad y la sorpresa ya pasaron, el lóbulo frontal delega el trabajo a otras regiones del cerebro. Es como un jefe que después de lo novedoso le deja el trabajo posterior a sus operarios para que lo sigan haciendo, aunque los continúe supervisando.
El lóbulo frontal requiere de un “combustible” que lo mantenga saludable y activo: un neurotransmisor llamado dopamina. Si ésta escasea, queda limitado su funcionamiento, y a nivel subjetivo percibe como falta de voluntad y de interés. La dopamina resulta, entonces, esencial para la actividad normal del lóbulo frontal, y necesaria para disfrutar de las experiencias placenteras de la vida. (...)
E. Norberto Abdala
Para Viva del 24-8-08
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