La actividad de leer posibilita el acopio de datos y de información significativa, es una actividad indagatoria dirigida hacia el afuera. Leer en niños con problemas de aprendizaje alude a la fragmentación de intereses, a la pérdida de la curiosidad.
“La lectura estaría asociada al placer de ver activo, al ver como actividad ligada a un objeto ajeno. El deseo de leer sería un consecuente de la fractura narcisista que lleva a buscar en el otro aquello que no se sabe o no se posee. Si esta fractura se hace intolerable, podemos asistir a una insistencia del pensamiento mágico y omnipotente, que en la lectura cristaliza como actitud de desprecio y desvalorización hacia el texto (“Yo ya lo sé”, dice Florencia, de 7 años negándose a leer e inventando un cuento en base a la figura que aparece en el texto). Estos niños no pueden leer puesto que es para ellos imposible aceptar que otro (representado por el texto, el libro, el lenguaje escrito en general) sabe o tiene más que ellos.” [i]
[i] Cantú, Gustavo. (1998) “El placer de leer, el placer de escribir”. En Revista Aprendizaje Hoy Nº 40. Bs. As.
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