En la clínica psicopedagógica es posible considerar la escritura como una marca, una huella y la tarea terapéutica como una fabricación de huellas. Al dejar marcas y rastros las cosas ya no son iguales que antes. Los pacientes que logran escribir en sus cuadernos mejoran en la aprehensión cognitiva de los bienes culturales que les ofrece la escuela.
“Los cuadernos están para hacernos acordar” palabras que pronunció una niña en una sesión grupal[i]. El niño es autor de lo que escribe en su cuaderno y éste es el documento de su historia y de su transitar por el tratamiento porque remite a la identidad de quien lo escribe. Documenta su historia, permite que lo pasado quede inscripto para poder ser retomado.
El proceso de la escritura deja un producto visible. Escribir supone mostrar la propia palabra, reconstruirla, mostrar la propia autoría. La palabra escrita requiere un lector real o virtual a quien se dirigen las expresiones del sujeto.
[i] Wettengel, Luisa - Prol, Gerardo. (2006). “Tratamiento de los problemas de aprendizaje”. Cáp.4. Novedades Educativas. Bs. As.
Schlemenson, Silvia y otros. (2007). “Leer y escribir en contextos sociales complejos”. Editorial Paidós. Bs. As
Gabriela Castellano
Gabriela Castellano
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